domingo, 2 de octubre de 2011

Para ti

Para ti

Han pasado dos años desde que te conocí ahora estas aquí y no puedo decírtelo, soy un cobarde, lo sé, eres mi amiga y nada más.
Es una tortura el tenerte tan cerca y no poder amarte y adorarte, tú sólo ríes y disfrutas de nuestras pláticas, nos contamos todo y ahora que sé realmente tus sentimientos soy maduro para aceptarlo, porque tú no estás aquí. Estas con alguien más y no hay nada que pueda hacer para solucionar el dolor que me causa.


He pasado días y noches llorando y esperando una señal en la que tú me correspondieras, porque yo, era quien me hacia todas las ilusiones del mundo y soñé con una vida contigo pero ahora debo de aceptar el destino y la realidad.


Ya sé que está mal el hecho de que te escriba esta carta en este preciso momento de tu vida, y sé que me hago un mal al estar pensándote y amándote, pues mi cuerpo ya ha sufrido mucho y el desgaste lo destruye día con día.
Lo que más me duele es que en esta situación conozco mis sentimientos realmente, pues lo que yo temía era cierto, tú no piensas en mí…


He estado un mes fuera de tu vida y no me extrañas, ni te has preocupado por mí, y no lo digo en un plan romántico, sino como la persona que te aconsejaba y te escuchaba. Ahora veo que sólo me usaste y nunca tuviste alguna consideración por mí. El último día que te vi no hablamos y yo tuve que ocultarme de ti, porque como el estúpido que soy, no quería mostrarme débil hacia ti por culpa de mi desgastado cuerpo y de mi corazón que guarda día a día el secreto de mi amor.


Recuerdo muy bien ese día, la tarde anterior habíamos hablado por horas y por fin pude ver una oportunidad contigo, yo te consolé y decías que habías terminado con él porque ya no lo querías y que habías encontrado a alguien que te escuchaba y que comprendía lo que estas pasando ya que a él lo habían decepcionado, pero… cuando te pregunté quién era no me dijiste, puesto que lo harías al día siguiente, y con esa promesa nos despedimos.


Pero mi maldita enfermedad hizo que ya no pudiera hablar contigo, tuve una recaída, el doctor había dicho que podría ocurrir pero que por el momento todo había terminado. Pero me desmaye y sangró mi nariz, esas fueron las señales del último día en que te vi. Mis amigos se asustaron mucho y me llevaron al hospital, desde ese día no tengo contacto contigo.


Todos los días preguntaba por ti y recibía siempre la misma respuesta-“no, no ha preguntado por ti”. Pero ahora no me importa porque voy a morir y ya nada tiene sentido, no voy a perder la oportunidad de ser feliz aunque sea en esta cama, puesto que ya estoy muy débil como para abandonarla.


He rechazado de nuevo el tratamiento, puesto que si el trasplante no funcionó qué sentido tendría el realizar de nuevo el doloroso tratamiento. Mi madre ha llorado toda la noche, pues el médico le ha dicho que este podría ser mi último día de vida. Yo, la consuelo pidiéndole que este serena y recompuesta, no quiero que llore cuando me haya ido.


Le he recordado con toda delicadeza lo que quiero en mi hora de partida, no quiero un velorio y que no me entierren quiero ser cremado, y que mis cenizas sean regadas en mi lugar favorito, un viejo árbol en la colina, donde solía pasar horas recordando cómo te veías en el día y que fue el confidente fiel de mis amores hacia ti.


Ya he tomado la decisión de no avisarte de mi muerte y que si alguna vez preguntas nunca te digan la verdad. No quiero que me recuerdes con lastima y sientas culpa hacia ti por no estar apoyándome, es por eso que no te dijeron la razón por la que me encuentro enfermo. Ya he sufrido mucho, y ese es el precio que uno tiene que pagar por amar a alguien y estar aferrado a esa idea, puesto que le pedí a Dios que nunca te aparte de mi vida y que siempre te protegiera, pero mi muerte es el precio que me ha cobrado por hacer mi deseo realidad.


No te espero en el otro mundo pues tu felicidad esta en esta tierra y la mía estuvo en la imagen de ti cada día, y sé que aun en el paraíso tu amor nunca llegará a corresponderme, pues en tu corazón otra persona se encontrará y tu esperaras cual doncella a que su caballero regrese de la infernal batalla que es la vida misma. Es por eso que ahora en mi último suspiro entiendo la verdad.


Ramiro


A la mañana siguiente la luz del sol cae como cascada sobre la cama del cuarto de un joven, se pueden apreciar en un tablón de la esquina las fotos que se tomaron sus amigos y él el día anterior, en la mesa de noche se encuentra un libro abierto en la penúltima hoja y que nunca sabrá su final. La cama se encuentra vacía y se escucha el llanto ahogado de una mujer que suplica a Dios el entendimiento de la muerte. Una casa hermosa por fuera pero triste y desdichada por dentro, una familia destruida por la desaparición de uno de sus miembros.


Todos callan y nadie se atreve a levantar la mirada, todos piensan en los últimos momentos que pasaron con él antes de su muerte y ríen, porque a él le gustaba reír y no le hubiera gustado que se llorara al recordarlo.
En la casa reina un aire de pesadumbre y despecho, pero en la puerta un hombre sin saberlo hace su rutina diaria y deposita en el buzón una carta dirigida a Ramiro Villa Fuente, de parte de la señorita Katherine Montes.


Querido Ramiro:


Últimamente no te he visto y tengo muchas cosas que decirte, he encontrado a la persona más maravillosa de este mundo y le quiero decir todo lo que siento por él. Quiero decirle que lo amo que no me había dado cuenta, por lo ciega que he sido, que cada uno de sus afectos hacia mí los tomaba como una amistad más y que nunca podría pasar nada. Pero ha pasado, me he enamorado y ya no puedo ocultarlo más.


Me gustaría decírtelo en persona pero no me atrevo a verte a la cara, no quiero que pienses mal de mí, es por eso que no te he ido a ver a tu casa, tengo miedo de tu reacción, tengo miedo que pienses que acabo de terminar con César y ya busque otra persona, por eso escribo esta carta, sé que no es buena pero por lo menos te enteraras de que es lo que pienso…
TE AMO siempre te he amado pero no me había querido dar cuenta porque eres mi amigo, pero ahora lo sé te amo, te amo y nunca me cansare de decirlo TE AMO.
Katherine


P.D. mañana iré a tu casa para declarar mi amor por ti en persona, espérame hasta entonces…